martes, 20 de septiembre de 2011

Nuevas Fronteras - Parte I

Ya lo había decidido, yo quería explorar ese lugar sin importar los rumores de los que muchos hablaban. En la vida hay cosas que uno debe experimentar para convertir los rumores en verdades absolutas. Mi voluntad ya estaba lista para aceptar todo lo que viniese una vez iniciará ese viaje.

Cada experiencia te pide algo a cambio que hasta cierto momento sueles conservar. Yo estaba dispuesto a perder lo que varios religiosamente consideran un tesoro en estos días, pero para la mayoría es simplemente un metal precioso que no te es útil en la vida.

Opiniones encontradas, coincidencias, suerte, pero sobre todo mi determinación me ayudaron a iniciar el viaje a un mundo desconocido. Lo hice a escondidas de las personas a las que más confianza les tendré en mi eternidad porque mis enseñanzas durante mi infancia me prohibían tal acto. Aún sigo pensando que no cometí una violación a los principios básicos de la vida.

Mientras viajaba, hubieron muchos fenómenos que amenazaron mi decisión de llegar al destino final: días sin sol, fuertes tormentas que me dejaban sin energía, y sobre todo, con mucha hambre y sed. Mi cuerpo se sentía el juguete de los vientos, cualquier leve brisa podía moverlo y apenas ponía resistencia.

Finalmente llegué.

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