Y como cualquier día, mis voces y yo viajamos por muchos rincones de la comunidad de las almas: desde la perversión de los humanos hasta el dolor de los condenados; y, luego de divagar en el pensamiento que me provocaba el llanto de los antepasados llegué a la siguiente conclusión:
"no soy capaz de hacer bailar a las ánimas en el limbo de la muerte"
Cuando mi pensamiento concibió con sonidos esa conclusión, una de mis voces exclamó: "es porque buscas las ánimas que aún no se han resignado a la muerte", y yo dije: "cuando alguien muere es para siempre, y debe aceptar viajar en limbo de la muerte a través del baile; pero yo no soy el ángel que las puede convencer de su muerte"
Y la misma voz que me reclamó anteriormente, me vuelve a hacer otra pregunta: "¿y tú, quién habla el lenguaje de Dios has encontrado en su sabiduría la razón común detrás de la negación de la muerte en las ánimas que has intentado convencer?", a lo que yo respondí: "creo que no hay un patrón, todas llegan a las puertas de la muerte por diferentes maneras";
Pero hubo una vez un ánima que había aceptado la muerte y que me intentó dar una razón del porqué no había podido convencer a muchas ánimas de su muerte y me dijo que: "solo me concentraba en las ánimas que solo el ángel Gabriel podría convencer, deberías simplemente llevarme a mi"; tal declaración sin tal intención hirió las creencias sobre las cuales he construido mi destino, me hizo recordar el temor de ser prisionero de lo escrito por alguien más, y me hizo repudiar aún más a esa ánima que no cree que Gabriel podría llegar por ella
Pese a todo lo anterior, pese a que tengo la bendición de Dios, las alas de un ángel, conozco las melodías con la que otros ángeles han llevado las ánimas a la aceptación de su muerte, yo me siento condenado porque mi alma, mi cuerpo y mi mente no son capaces de convencer a las ánimas de bailar en el limbo de la muerte