viernes, 25 de marzo de 2016

Cuando nos convertimos en demonios

A veces es dificl resistir la tentación
De sentirnos bendecidos
Y pensar que estamos en la tierra prometida
Creyendonos dignos de predicar la salvación

Nos sentimos tan convencidos
De que lo que sabemos es lo que todos deben seguir
Pero terminamos ignorando lo que otros aprendieron
Y nos volvemos un obstáculo en la vida de los que piensan diferente

Cuando nos convertimos  en demonios
Nuestros ojos se cierran
Y solo recuerdan lo que conviene creer
No somos capaces de comprender la devoción
No somos capaces de entender el sacrificio de la soledad
No somos capaces de comprender la abstención
No somos capaces de escuchar lo diferente

Las voces internas nos dicen que nos alejemos
De todo aquello que nos aparta de lo que creemos haber decidido
Condenando a los demás a un infierno
Quitando en nuestras mentes la dignidad de sus vidas

Y poco a poco somos demonios disfrutando el juego de ser juez
Decidiendo quienes se van al infierno
Y quienes serán salvos
Evitando ser parte del mundo que todos comparten

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