Cuando te das cuenta que no existe el concepto que buscabas definir, te comienzas a cuestionar si tu existencia tiene la capacidad de encontrar las piezas que necesitas para escribir tus sueños en el libro de la vida.
Es difìcil saber si lo que buscas existe porque ni siquiera tendría sentido pensar en que podría existir dado que su existencia implica por lo menos estar al nivel de nuestras mentes. Pero cuando lo que está concebido en tu mente no puede reflejarse en la realidad es cuando te comienzas a cuetionar si la existencia implica lo que todos declaran como posible, y lo que no existe es lo que se declara como imposible.
Ante las cosas imposibles que tu anhelabas en los sueños, surgen demasiadas preguntas sobre tu vida y la de otros, porque es inevitable pensar que hay conceptos parecidos entre las almas, donde algunos han sido exitosos definiendo los conceptos; entonces, te cuestionas si hay un error de fàbrica en tu alma que ha predefinido tu máximo alcance con respecto al de otros o si hay algo que de verdad puedas cambiar.
Pero cuando falta información suficiente para tomar una decisión, concluyes que lo que buscas definir es imposible, y que en las otras partes involucradas no existe lo que tu pudiste concebir; si de este concepto depende el sentido de tu vida y declaras que es imposible definirlo, entonces ¿tiene sentido existir?
Si la respuesta sobre el sentido de la existencia es negativa, entonces contemplas las posibilidades de no existir, que es un tabú en el pensamiento de todas las almas que nos acompañan; pero, partiendo de que existe la materia y la antimateria en la realidad que vivimos, pensar en tomar la decisión de anular la existencia no implica la desaparición per se, sino un viaje al mundo donde nuestra existencia toma sentido nuevamente en una dimensión que no conocemos.
La pregunta final es:
¿es tu vida lo suficientemente fuerte para volver realidad un proceso mental o deberàs viajar a la no existencia para eliminar la negación de tu destino?